Mi última Red Bull X-Alps ...

Gavin Mc CLURG, piloto del Team Kortel, nos habla de su X-Alps 2021

La mañana del 31 de mayo, apenas dos semanas y media antes del prólogo de la Red Bull X-Alps, tuve mi primer accidente grave en más de 15 años de vuelo. Estaba en el segundo día de un vuelo de vivac en solitario en las montañas de Idaho, cargado con todo el equipo: tienda de campaña, equipo para el frío, oxígeno, botiquín, comida para varios días, etc. No sé si el que fuera pasado de peso para esa vela contribuyó al accidente, pero el segundo día de la travessía despegué en lo que parecían condiciones benignas y menos de 4 minutos más tarde acabé en el suelo tras perder el control de mi vela cuando me encontraba a menos de 30 metros sobre el terreno. Apenas tuve tiempo de lanzar mi paracaídas de reserva y que éste se desplegara justo antes de tocar el suelo. El sonido que hizo mi cuerpo al impactar fue aterrador, y pensé que me había roto la espalda, la pelvis o ambas. Afortunadamente, disponía de ibuprofeno y oxígeno para controlar un dolor que iba a más rápidamente. Menos mal que soy de constitución tocha y suelo recuperarme bastante bien. Unos amigos se encontraban a pocas horas del lugar del accidente y acudieron rápidamente en mi ayuda y se encargaron de recuperar mi equipo. Pude salir de allí por mi cuenta y a primera hora de la tarde fui a hacerme un escáner al hospital local, con la esperanza de que se produjera un milagro. No poder tomar parte en la X-Alps era realmente la menor de mis preocupaciones. Lo único que esperaba era que no tuviera lesiones graves.

Pero el escaneo salió completamente limpio. El médico de urgencias trajo los resultados y dijo una serie de palabras que no tenían sentido. "No tengo ni idea de cómo le ha ido, dado el curso del accidente y la magnitud del shock, pero no tiene absolutamente nada. Imagino que no te sentirás muy bien durante una o dos semanas, pero deberías volver a entrenar en poco tiempo".

En realidad, no me sentí muy bien hasta la mitad de los X-Alps, unas semanas después, pero esa noche, cuando salí del hospital, mientras repetía el accidente en mi cabeza, lo único que podía pensar era: "¡Dios mío, Gavin, eres un cabrón con suerte!

El día antes del prólogo todavía estaba bebiendo bastante y sólo había podido hacer caminatas ocasionales, en terreno llano, durante casi tres semanas. Además, estaba luchando contra una dura gripe que había cogido justo antes de partir. Una gripe que me acosaría durante toda la primera semana de la carrera. No estábamos realmente al 100% para la carrera, pero el día del prólogo me sentía bien. Llegué a la salida en 8º lugar y terminé en la misma posición poco después en un recorrido relativamente fácil con 3 waypoints en condiciones de vuelo muy agradables. El prólogo sólo se parece a la carrera real en el sentido de que hay marcha, vuelo y un serio circo mediático, pero me dio una bienvenida inyección de confianza. Por desgracia, el prólogo será el único vuelo fácil y "normal" que experimentaremos durante toda la carrera.

Todas las Red Bull X-Alps en las que he participado ha venido determinada por la climatología. Cada X-Alps es diferente, no hay dos iguales. En 2015, fue el viento fuerte e implacable (que provocó muchos accidente y abandonos). La de 2017 se considera como la que tuvo el peor tiempo de todas las ediciones anteriores (sólo la terminaron Chrigel y Benoit). En 2019, el calor fue insoportable.

La de 2021 ha sido francamente aterradora. Desde el primer día, nos vimos sometidos a fuertes vientos, varios días de foehn potente en el norte (aterrador) y en el sur (aún más aterrador), interminables tormentas eléctricas, granizo y relámpagos hipnóticos. Esta edición de 2021 ha tenido probablemente el mayor número de novatos en la prueba de toda la historia de las X-Alps. Las condiciones de vuelo, los tendidos eléctricos, el viento o una combinación de estos elementos acabaron apenado de la prueba a casi todos ellos. Nuestro equipo, el USA 1 tuvo un comienzo muy malo, lo que nos puso en una situación que nunca habíamos vivido antes: vernos en peligro de ser eliminados por ir los últimos. Me gustaría poder echarle la culpa a la gripe o a mi estado físico (¿mental?) tras el accidente, pero lo cierto es que siempre parecíamos estar desfasados con el sol y el día. Casi nada de lo que probábamos funcionó. El segundo día despegué ocho veces e hice más de 4.000 metros de desnivel positivo, pero la mayor parte del tiempo todo lo que logré fue bajar volando. Lo único que funcionó bien en los dos primeros días fue la subida al Gaisberg. Hacía calor y humedad pero me sentía bien y logré superar a otros pilotos hasta llegar a la cima, entrando, como suelo hacer, en 8º lugar. Pero esa tarde, ya iba el penúltimo. En mi último vuelo, de hecho, retrocedí tras luchar contra la hora límite de aterrizaje (9 de la noche) perdiendo más de 1000 metros en los que no pude avanzar un solo kilómetro volando.

Al cuarto día, las cosas empezaron a encajar para nuestro equipo. Había empezado a tomar antibióticos y mis estrategias de vuelo estaban empezando a funcionar. Evité la eliminación en el quinto día al adelantar a Nick Neynens de camino a Lermoos. Pude realizar uno de los mejores vuelos de mi vida bajo cielos grises y tormentosos, aterrizando sólo unos segundos antes de uno de los aguaceros torrenciales que sufríamos dos o tres veces al día. Esa noche, la velada con el equipo fue fantástica.

En mitad de la carrera, cuando los diez primeros luchaban a una velocidad sobrehumana, nuestro equipo consiguió ganar terreno a casi todos los demás. Nos mantuvimos animados y, como de costumbre, nos reímos regularmente, sobre todo a costa mía. Cuando estaba en problemas, intentaba sonreír ("¡es una buena lección, Gavin!") y abrir el camino. Sabíamos por experiencia que los competidores que nos precedían seguramente cometerían errores. Algunos cruzarían el espacio aéreo prohibido, otros se les lesionaría y otros abandonarían. Y en esta edición de 2021, algunos simplemente estarían demasiado asustados para continuar. Todas estas cosas sucedieron y seguimos adelante.

Las condiciones meteorológicas hacían que la mayor parte del tiempo no fuera sensato despegar y plantearse un vuelo, pero eso es lo que todos hacían. Uno de mis mejores vuelos fue desde Fiesch hasta la baliza de la Dent d'Oche. Volé casi 80 km a lo largo del Ródano con un viento de cola tan fuerte que lo único que tuve que hacer fue pararme en cada cresta y acelerar a fondo aguantando la vela. No había sol, todas las posibles térmicas estaban rotas y tuve que aterrizar en lo alto de la ladera antes de que se desatara una tormenta si no quería arriesgarme a ser absorbido por el venturi de un collado alto con vientos de más de 70 km/h. Tuve que refugiarme bajo un comedero de vacas. Cuando dejó de llover, no me lo pensé y volé otros 40 km en poco más de 30 minutos, peleando continuamente por mantener la vela abierta. Lo que da miedo es que me divertí mucho y lo pasé en grande. Condiciones que normalmente serían aterradoras parecían bastante aceptables.

Dos días más tarde pude haberme hecho daño al despegar en condiciones turbulentas y sufrir una plegada importante nada más despegar. Al día siguiente pasé de estar a 300 metros al suelo en menos de 10 segundos, y el viento norte me tiró al suelo al otro lado de un collado mientras rodeaba el Mont Blanc. Ambos incidentes normalmente me habrían hecho acabar hospitalizado, pero en ambos casos me serené y volví a despegar lo antes posible. Una estupidez sí, pero ¡muy emocionante! Después de caer tras el collado, despegué con el viento más fuerte que lo haya hecho nunca, aparte de prácticas de inflado que había hecho sobre nieve, y luego volé viento en cola por detrás del Mont Blanc para protegerme de lo peor y adelanté a Yael MARGELISH y Michael LACHER. Aterricé para cruzar un collado, volví a despegar y estoy convencido de que podría haber cubierto otros 100 km en las últimas dos horas del día y quizás haber alcanzado a Steve Bramfitt si, justo antes de que yo llegara, no se hubiera formado un tormenta en el valle de Macugnaga, lo que me obligó a aterrizar en lo alto de la ladera.

Mi experiencia personal en esta Red Bull X-Alps 2021 no es, desde luego, única. Se podrían escribir libros sobre llo que vivió cada equipo en esta edición. Todos nos arriesgamos. Todos asumimos riesgos irracionales. Todos llegamos a nuestros límites absolutos y luego los traspasamos y seguimos forzando. Pude verlo en los ojos de todos durante la ceremonia de entrega de premios. Eran miradas de logro, miedo, agotamiento, euforia y asombro. Esa es la maravilla que me había hecho volver una y otra vez. Hasta este año. Quizás esta vez hubiera una mirada en mis propios ojos que no existía en el pasado. Era la mirada de decir hasta aquí. Han sido siete años. Demasiado tiempo, demasiado entrenamiento implacable, demasiado riesgo, demasiado dinero, demasiados momentos de estar a punto de tener un accidente serio. Estas han sido sin duda algunas de las mejores aventuras en los 49 años que llevo en este planeta y no las cambiaría por nada. Excepto por mi vida.